Desde un punto indeterminado del espacio-tiempo invertebrado, enviamos este documento. La información aquí contenida es harto secreta y confidencial, y por eso, los sabios interestelares hemos decidido camuflar los códices proféticos en una grosera revista de historietas publicada en el subestimado país llamado Bolivia. Nada es casualidad y mucho menos conchazo. Si hemos elegido ese punto preciso de la geografía para desplegar nuestro mensaje a expensas de instituciones como la CIA, el club de fans de Arjona o los boy scouts (y otras tantas sectas que desde la noche de los tiempos aquejan a los seres para que sucumbamos a las sombras), es por algo y ese algo radica en que, a unos pocos kilómetros de la sede de gobierno del país en cuestión y durante la llamada hora pico, si se conjuncionan correctamente ciertos datos de valor esotérico y nutritivo, se percibe con claridad no uno, ni dos ni tres ovnis sino muchos, una verdadera trancadera de ovnis. En esos ovnis estamos volando nosotros estimados terrícolas y desde ellos les mandamos el mensaje.
En un principio va a ser difícil asimilar los datos presentados. Sin embargo, les ruego confianza, pronto entrarán en el juego y, descubriendo un nuevo lenguaje, serán partícipes de un salto a una nueva humanidad que no es sino una vieja humanidad o, mejor dicho, la humanidad de siempre que, en realidad, no es la humanidad propiamente dicha sino más bien otra cosa y muy distinta: los terrícolas, aunque ustedes no lo sepan (por ahora), son los más mañudos en el reino extraterrestre y los más extraterrestres de entre los seres de la Tierra. Así como los Transformers, sólo han adoptado la forma de primates. Dicho sea de paso, con la invasión de estos engendros de Cibertron parece que la trancadera en la que estamos sumergidos va a durar unos buenos milenios más.
Les deseo éxito en la faena que pronto les tocará enfrentar, que va a ser de las más difíciles. Ojalá este manual (encubierto en un tomo destinado al género conocido como lectura de baño) les sirva de guía para superar las duras pruebas a venir.
Con mucho afecto,
Doctor Echinopsio Costalito
Phd, Lsd, Etc.
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